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Yugo Quebrado: el lago artificial del norte de Santa Fe.
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Toti Díaz

Toti Díaz

Creado por la mano del hombre, el Yugo Quebrado es un rincón de la provincia que enseña sobre la naturaleza, la historia y la resiliencia del norte de Santa Fe.

La reserva paisajística Yugo Quebrado se encuentra en la localidad de Villa Guillermina, en el norte de la provincia de Santa Fe.

Escondida entre las miles de palmeras caranday que crecen en el norte de la provincia de Santa Fe, se encuentra la reserva paisajística Yugo Quebrado. Se trata de un predio de más de 20 hectáreas que a principios del siglo XX funcionó como una represa, pero que 100 años después se convirtió en el refugio de cientos de especies autóctonas de la región y en un sitio lleno de vida para disfrutar de la naturaleza.
La vida que tiene el Yugo Quebrado se siente desde que los primeros rayos del sol se reflejan sobre el espejo de agua creado por la mano del hombre. Desde el puente de madera que une las dos orillas se puede ver a un grupo de chajás descansando en la orilla y a las garzas moras sobrevolando el lago en busca de su primer alimento del día.

En otro sector del predio, un ejemplar de águila pampa ya se encuentra saboreando el fruto de su esfuerzo en lo alto de un árbol mientras que, tierra adentro, un grupo de caranchos se pelean por el desayuno.

La cantidad de aves que conviven en el Yugo Quebrado es diversa y abundante. Cerca del agua se destacan tuyuyús, javirús, garzas moras, cigüeña americana, chajás, jacanas y águilas coronadas. Como la laguna aún está baja, los pájaros dan un festival con los pescados. Entre los árboles, se observan churrinches, cardenales, loros habladores y teros entre las especies más avistadas. Se alimentan de semillas y pequeños insectos. También hay ñacurutus y tucanes, pero no se dejan ver con facilidad. En cuanto a los mamíferos y reptiles son más difíciles de encontrar, pero en la zona habitan yacarés, aguará guazús, lobitos de río, guazunchos y hasta monos carayá.

La belleza del lugar es indiscutible, y la paz es absoluta. Desde la orilla del Yugo Quebrado puede oírse el andar de los autos sobre los viejos puentes de madera que están a más de un kilómetro de distancia. Existe un sendero natural que bordea el lago artificial de manera casi completa para que los curiosos recorran y se sorprendan con la naturaleza presente. También se puede practicar kayak y descubrir el Yugo Quebrado desde otro ángulo. O simplemente, sentarse en un sector del predio con el mate en la mano, relajarse y disfrutar de la vista.

A pesar de que su caudal de agua no es el habitual a raíz de la prolongada sequía que se vivió meses atrás, esta situación no impide que el sol regale a los visitantes atardeceres únicos. A medida que la postal se va tornando cada vez más oscura, solo el grito de los teros y de loros habladores que se aprontan a resguardarse en sus nidos, rompe con el silencio que reina en el lugar.

Villa Guillermina, pueblo forestal

La localidad de Villa Guillermina se encuentra a 471 kilómetros al noroeste de la ciudad de Santa Fe, en el departamento General Obligado y es uno de los pueblos que nació con la llegada de la empresa “La Forestal” al norte de la provincia. Eso trae consigo que haya en la actualidad muchos vestigios de aquella época industrial en esa región y la existencia del Yugo Quebrado es uno de ellos.

Ubicado a solo cinco kilómetros al norte de Villa Guillermina, pasando el arroyo Los Amores, se encuentra este lago artificial que nació como represa para llevar agua potable a los más de 20 mil habitantes que tenía el pueblo a principios del siglo XX. Se trató de una obra de ingeniería clave para la vida en la localidad por lo que tiene una connotación cultural muy fuerte para los habitantes que lo consideran parte de su identidad. Esta relevancia histórica fue la base para que hoy sea la primera reserva Paisajista de la provincia de Santa Fe.
A principios de siglo XX, el Yugo Quebrado funcionó como una represa para abastecer de agua potable a los más de 20 mil habitantes que tenía Villa Guillermina en aquella época.
Sin embargo, el Yugo Quebrado no es el único recordatorio de ese pasado. La chimenea de la fábrica que extraía el tanino de los quebrachos sigue en pie después de más de 70 años y es un símbolo para Villa Guillermina. A diferencia de los que muchos pueden pensar, el predio no está abandonado y desde hace años se fabrican placas de madera aglomerada.

La arquitectura del pueblo también es particular y pintoresca, ya que la mayoría de los edificios están construidos bajo un estilo arquitectónico europeo y esto lo diferencia de otras localidades cercanas. Al recorrer las calles del centro de Villa Guillermina, se pueden ver casas con estilo francés y alemán, propio de los orígenes de los fundadores Carlos Harteneck y los hermanos Portalis. Y, a medida que uno se aleja de la plaza principal, comienza a apreciarse la arquitectura con estilo inglés marcado: techos a dos aguas con tejas y grandes galerías externas. Estas viviendas se caracterizaban también por destacar la importancia de su propietario: mientras más grande era la casa, más alta era su jerarquía dentro de “La Forestal”.

El chamamé, patrimonio inmaterial de Villa Guillermina

No todo el patrimonio que queda de la época de “La Forestal” se puede ver y tocar. El chamamé llegó a Villa Guillermina a través de los correntinos que cruzaban el río Paraná en busca de trabajo dentro de la fábrica, se incorporó al ADN local y es parte de la identidad del pueblo. Con el objetivo de reivindicar su cultura chamamecera, todos los años se organizan festivales nacionales e internacionales de este género popular en Villa Guillermina. Y no solo eso: a finales de 2021, se inauguró allí el primer «Paseo del Chamamé» de la provincia de Santa Fe.

Se trata de un corredor de alrededor de 500 metros ubicado sobre el Bulevar San Martín -en el sur de la localidad- a través del cual se cuenta la historia del chamamé y lo que significa este género para Villa Guillermina. Cuenta con tres grandes estatuas, 12 estaciones con información histórica y varios bustos de cantautores reconocidos. Un paseo ideal para recorrer a pie con mate en mano.

En 2004, la localidad de Villa Guillermina comenzó un proceso de redescubrimiento y puesta en valor de su propia historia. La creación de la reserva paisajista Yugo Quebrado y el «Paseo del Chamamé» son parte de ese trabajo de casi dos décadas que busca posicionar al pueblo como un destino de turismo alternativo destacando las cosas por las que siente orgullo.
Por Jésica Oldani

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