Un hombre, pudo subir al alto cielo.
Y a la vuelta, contó:
Que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
– El mundo es eso – reveló -.
Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno que ni se entera del viento y gente de fuego loco que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros, otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
¿Qué tipo de fueguito eres tú?
¿Qué fueguito te gustaría ser?
¿Qué tal si te atreves y tomas coraje para transformarte en ese fuego apasionado que arde en tu corazón y se devora la vida haciendo sus sueños realidad?
Si no eres tú… quién?
Si no es ahora… cuándo?
Vamos por todo que lo mejor siempre está por venir!!!