Consiste en realizar 25 minutos corridos de actividad y luego descansar otros cinco minutos.
La técnica se llama de esta manera porque fue creada por un estudiante universitario que, para optimizar su día de estudio, se proponía leer sin distracciones por una determinada cantidad de tiempo. Cuando lograba su objetivo, lo iba ampliando. Para medir el tiempo, utilizaba un cronómetro rojo con forma de tomate (Pomodoro en italiano). Por eso, se llama de esta manera.
Si querés implementar la técnica Pomodoro, te recomendamos seguir estos pasos:
- Dividí tus tareas diarias y ordenalas según su grado de prioridad.
- Agarrá la primera actividad de esa lista y trabajá con ella durante 25 minutos ininterrumpidos.
- Luego, tomate cinco minutos de descanso en los que podés hacer lo que desees.
- Continuá con la siguiente actividad por otros 25 minutos y volvé a hacer una pausa de cinco minutos.
- Cuando completes cuatro sesiones de 25 minutos, hacé un descanso mayor (de entre 20 y 30 minutos)
- Retomá el ciclo de trabajo y realizá la próxima sesión.
Cuando las tareas son más complejas, se pueden dividir en diferentes bloques. Si son tareas más pequeñas y simples, se pueden agrupar en uno solo.
Además, para que el funcionamiento de la técnica Pomodoro sea exitoso es importante enfocarse en las tareas y, durante el período productivo, evitar las interrupciones.
Para ello antes de comenzar la jornada es clave informar a los colegas que estás en el medio de una actividad importante y que solo podrás atenderlos o devolverles las llamadas cuando el proceso termine. También es recomendable colocar el teléfono en “modo avión” y desactivar las notificaciones de redes sociales, chats e emails que puedan distraerte.