Una tendencia que implica darle una segunda oportunidad a aquellas prendas que para nosotros cumplieron un ciclo, pero que pueden revalorizarse en manos de otras personas. Si bien para algunos todavía resulta ser una novedad, este estilo de consumo sostenible se impone. En Rosario, un grupo de amigas emprendedoras apostaron por darle una vuelta de rosca y su propuesta es además inclusiva y con intervenciones creativas.
Son profesionales y apostaron por darle valor a las prendas en desuso de forma creativa. Fomentan prácticas sostenibles y apoyan a las marcas locales.
Todo comenzó en un grupo de diez amigas que se conocen de toda la vida. Un día, una de ellas les propuso limpiar el placard y sacar toda la ropa que tenían en desuso pero en buen estado y hacer una feria para venderla. Hacer espacio y darle lugar a lo nuevo era el principal objetivo. Lo que nunca se imaginaron era hasta dónde iba a escalar esa incipiente propuesta, hoy consagrada como un emprendimiento propio al que llamaron Manada de Feria.
“La primera feria que organizamos fue en el 2018. Nos ocupamos de la difusión a través de redes sociales, de entregar panfletos por calle Oroño y fue un éxito. Notamos muy buena recepción por parte de la gente”, explica a Ecos365 Paula Bocale una de las creadoras y agrega que luego siguieron organizando estos eventos en ediciones mensuales en diferentes espacios. Hasta incluso abrieron la convocatoria al público para incorporar prendas a la oferta con la que contaban.
Pero así como la experiencia les dejaba momentos divertidos y de mucho disfrute también implicaba un esfuerzo extra a sus actividades laborales y una logística compleja. Trasladar, montar y desmontar las cosas les despertó el interés por buscar un lugar fijo. En ese proceso, algunas de las integrantes del grupo dejaron de participar de forma activa y el equipo se consolidó en manos de cinco que si bien siguieron con sus profesiones -una es abogada, dos son nutricionistas y dos arquitectas- se embarcaron en abrir un showrrom para sentar las bases del negocio. Tres días después de la apertura, los planes serían otros.
El equipo de Manada de Feria: Maia Carcar, Marina Giorgi, Sofía Maciel, Valeria Colombo y Paula Bocale
Empezar de nuevo
“Llegó la pandemia y como todo se cerró tuvimos un funcionamiento muy pausado. Entonces decidimos mudar todo al departamento de una de las chicas”, recuerda con nostalgia Paula. Sin embargo, el amor y el compromiso con el que venían encarando el proyecto lo pudo todo y lograron conquistar una vez más al público a través de las redes sociales. Gracias a ese alcance virtual, en el 2022 recibieron una propuesta de la Usina Social para ocupar un espacio disponible y es donde al día de hoy se las puede encontrar.
“Lo que movilizó la convocatoria fue que nosotras intervenimos la ropa de forma creativa en vivo. Es una manera de hacer participar a las personas para que puedan traer sus prendas, arreglarlas, tapar fallas o manchas con alguna técnica y así prologar su vida útil”, detalla Paula y suma que otro valor agregado de MDF es que toman artículos discontinuos de marcas locales y los venden a un precio más acomodado. De esta forma lo que quedaría fuera del circuito comercial lo aprovechan todos, quienes venden y quienes compran.
Este intercambio con marcas de Rosario, al emprendimiento le permite surtirse y ofrecer una variedad más amplia e inclusiva de talles. Un sello distintivo, ya que con un modelo de negocios basado solo en revender ropa de segunda mano esta opción no siempre es viable. Asimismo, el concepto de moda sostenible, libre y sin distinción de género terminan de completar los ejes que pensaron sus ideadoras para MDF. Así, lo único que se queda afuera son los prejuicios. Una camisa vintage, por ejemplo, es pretendida tanto por varones como mujeres y de todas las edades.
“Hace muy poco abrimos nuestra tienda virtual y lo que buscamos para el futuro es poder ampliar la variedad y dedicarle más tiempo a la intervención de las prendas. Queremos seguir explorando, difundiendo y fomentando la moda sustentable. No comprar por comprar y apostar por el cuidado de la ropa”, cierra la arquitecta.