Tres historias superadoras de mujeres emprendedoras que las une el anhelo de generar un impacto positivo en las personas y el entorno.
La idea de generar un impacto positivo en las personas y el entorno fue lo que las impulsó a emprender. Se trata de tres mujeres santafesinas que con empuje y convicción le dieron forma a sus ideas para producir de manera sustentable y más amigable con el planeta. Sin resignar la estética y calidad apostaron por el ecodiseño y lograron encontrar un lugar en el mercado. Historias inspiradoras, autogestivas y superadoras.
Lucía Bermúdez Balayn, es estudiante de filosofía tiene 28 años y realiza accesorios textiles de forma artesanal con un fuerte compromiso en reutilizar y reducir al mínimo posible los desperdicios. Al punto tal que hasta los restos de hilo los aprovecha como relleno en algunas de sus creaciones. Dentro de la variedad de artículos que ofrece la estudiante de la UNR se destaca una línea confeccionada a base de materiales reciclados. Utiliza telas y retazos de prendas en desuso para confeccionar diversos accesorios como colitas para el pelo, neceseres y objetos de decoración.
La contaminación que genera la industria textil fue una preocupación que tuve desde el inicio del emprendimiento
Su proyecto, Filomela Artesanal, nació en pandemia y fue impulsado gracias al aporte de una vecina muy cercana a la familia. En aquel entonces la joven no tenía trabajo y el obsequio de una máquina de coser le sirvió para capitalizar el tiempo libre y convertir su curiosidad en una salida laboral. Junto a su hermana más chica, se pusieron a investigar y en pocos días lograron aprender a coser de forma autodidacta. Así, no solo pudieron sacarle partido al obsequio que habían recibido sino contribuir con la economía del hogar. La más pequeña, realiza rascadores para gatos con cartones reciclados, un proyecto que Ecos365 publicó el verano pasado.
“La contaminación que genera la industria textil fue una preocupación que tuve desde el inicio del emprendimiento. Por eso me puse a buscar la manera de gestionar esos residuos y darles valor”, describe Lucía y agrega que comenzó usando como materia prima ropa que había en su casa que no había podido circular. El proyecto, fue uno de los seleccionados para participar en Impulsarte, un programa de la Municipalidad de Rosario destinado a fortalecer emprendimientos productivos. En la actualidad, la forma de concretar las ventas es a través de su tienda online, redes sociales y en ferias.
Pionera en Santa Fe con eco envoltorios para alimentos
Mariángeles Grosso tiene 45 años, es licenciada en comercio internacional y es la creadora de Uamá, una marca santafesina pionera en fabricar envoltorios ecológicos para alimentos. Si bien hoy en día existen varios proyectos que replican estos productos, el puntapié en la provincia lo dio la emprendedora tras inspirarse en una firma francesa mucho antes de la pandemia. Para recrear estos paños de tela reciclables que reemplazan los plásticos de un solo uso, la profesional debió investigar mucho en el tema hasta dar con los materiales indicados.
Según ella misma, en el proceso, se enamoró cada vez más de las posibilidades que brinda la naturaleza para crear nuevos hábitos en simples pasos. Con su propuesta, la solución es doble para los grandes problemas del siglo XXI: reduce la contaminación y evita el desperdicio de alimentos. ¿Cómo? Los paños cumplen la misma función que el papel film, un material que resulta casi imposible reciclar y sin degradarse por décadas. Pero estos se pueden lavar, reutilizar con una vida útil de meses y a la hora de descartarlos se pueden compostar o utilizarlos como iniciadores de fuego. Asimismo, las telas están impregnadas con elementos naturales que ayudan a conservar mejor los alimentos manteniendolos frescos por más tiempo y que no terminen en la basura.
Mi sueño es que el proyecto pueda crecer como un espacio de trabajo para mujeres en situación de vulnerabilidad
De principio a fin, las tareas de producción y comercialización están a cargo de Grosso, quien además reparte su tiempo con su trabajo en una empresa de logística. El emprendedurismo lo lleva en la sangre ya que es la sexta de siete hermanos y es la única que trabaja en relación de dependencia. En la actualidad, sus ventas al por mayor y menor se concretan de forma online, en ferias y en un local que comparte con otros emprendedores que conoció en su paso por la incubadora Expresiva de la Universidad del Litoral (UNL) y otros programas de apoyo de la Municipalidad de Santa Fe.
Entre las novedades, la marca sacó una línea de pastillas naturales que permiten encerar los wraps en el hogar y extender aún más su funcionalidad. “El mercado mayorista es un canal que se abre sin buscarlo pero me falta poder aumentar el volumen de producción e ir perfeccionando el sistema productivo”, cuenta a este medio y agrega que su sueño es asociarse con personas que estén comprometidas con esta visión sustentable y que el proyecto pueda crecer como un espacio de trabajo para mujeres en situación de vulnerabilidad.
Cambió su visión de la moda con la naturaleza en la cabeza
Carolina Challiol es contadora, trabaja en relación de dependencia en el mismo lugar desde que se egresó de la UNL pero siempre estuvo vinculada al mundo de la moda ya que la costura es su hobby desde chica. Estudió diseño de indumentaria y hasta se dedicó a la alta costura confeccionando vestidos de fiesta. Pero la irrupción de la pandemia no solo frenó su actividad como diseñadora sino que le hizo replantear su forma de ver la industria y encontrarle una vuelta desde una perspectiva más sustentable. Y si bien no fue de un día para el otro, le pudo dar forma a Nido, un emprendimiento dedicado a fabricar productos para el bienestar y deco amigables con el medioambiente.
Resulta muy enriquecedora la interacción con pares, una motivación más para encarar el negocio
“Las preocupaciones y la mala postura hacían que viviera con dolor de cabeza. Por eso se me ocurrió empezar hacer almohaditas rellenas de semillas para aliviar las contracturas y enseguida me las empezaron a pedir para vender”, cuenta Carolina quien no tardó en ampliar la línea de artículos atenta a fabricar elementos que puedan ser reutilizables y que además de usar la naturaleza permitan disfrutarla.
Los materiales que componen la gama de Nido son en base a telas de origen vegetal, estampas botánicas, aceites esenciales de plantas, flores naturales, semillas de lino y mijo. Entre otros componentes que son además inocuos para la piel y no contienen químicos como las propuestas comerciales.
Enfocada en emprender en conjunto, Carolina consiguió asociarse con otros para compartir un espacio al igual que Uamá luego de su paso por la incubadora y el Gabinete para emprendedores. Y según describe le resulta muy enriquecedora la interacción con pares, una motivación más para encarar el negocio y continuar capacitandosé en cuanto curso aparezca.