Desafío Empresarial Global

Dirigentes de la Cooperativa Algodonera Santa Fe fueron denunciados penalmente.
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Toti Díaz

Toti Díaz

Ocurrió en los últimos días ante los tribunales reconquistenses.

Carlos Yedro, Daniel Esquivel y Bernardo Fernández, denunciaron penalmente como socios fundadores de la cooperativa Algodonera Santa Fe.
Piden que se investigue a la conducta de Juan Manuel Ríquel (como presidente); el ex tesorero Mario Alejandro Calvo, y el ex secretario y actual presidente Francisco Hilguero, por presunta malversación de fondos, por comprar maquinarias obsoletas, que nunca sirvieron; por abuso de autoridad, porque los trabajadores no están debidamente registrados conforme a la ley; y por posible enriquecimiento ilícito.

La Cooperativa nació en el año 2017, cuando los obreros habían quedado a la deriva tras la quiebra de la empresa que era propiedad de Alberto Lichtenstein.

 Algodonera Santa Fe es una fábrica de hilos de algodón y telas. Tiene su planta fabril en el Parque Industrial de Reconquista. Llegó a tener 200 empleados y quebró cuando tenía 140, siendo la mayoría personas mayores de 45 años, lo que complicaba aún más su reinserción laboral.
En ese entonces decidieron constituirse como cooperativa para salvar la empresa y el trabajo.

Llegaron a producir 140 toneladas de hilo por mes, incluso lograron reunir el dinero para adquirir la empresa en quiebra; sin embargo, «a quien elegimos que nos represente que no administre la empresa como cooperativa, la manejaron totalmente mal. Hoy estamos todos en la calle, no estamos produciendo nada… Se llevaron todo», remarcaron con indignación.

Y según explicaron, quien asumió como presidente «ya estaba jubilado y él se ofreció para colaborar», «y fue cuando la cooperativa marchó (bien), cuando el Gobierno nos dio mucha plata, cuando había muy mucha plata, se trabajó muy bien».

Yedro, Esquivel y Fernández sostienen que las personas que ellos denunciaron penalmente, adquirieron maquinarias en mal estado, tanto que algunas jamás funcionaron.

Informaron que en el año 2020, el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) le había enviado a la Cooperativa $21 millones para comprar una máquina, y resultó ser una «máquina vieja, toda herrumbrada, podrida, doblada, rota», la que aún hoy sigue tirada en el predio fabril. Remarcaron que el mismo día que la ingresaron a la planta les llamó la atención el estado, por eso guardaron las filmaciones como prueba. Deducen que, lógicamente, «si vos traes una máquina de China, tiene que venir encajonada, empapelada», y no como un fierro viejo, como llegó ésta. Recordó que no le pudieron avisar al INAES ya que los que conducían la Cooperativa «no dejaron participar».

Recordaron que cuando se constituyeron como cooperativa, «se empezó con la energía en cero», y hoy deben $700 millones a la EPE, porque «nunca se pagó la luz, ni los convenios».

Los denunciantes notaron que, mientras la Cooperativa se iba fundiendo, los denunciados iban creciendo económicamente. «¿Saben lo que es pasar otro año sin nada? Ellos hoy tienen para comer, para brindar, tienen casas alquilando, tienen quincho, tienen piscina, casa quinta, auto de alta gama…».

Denunciaron que «se trabajó mucho en negro, era mucho en negro, un 70% en negro y el 30% en blanco».
Según indicaron, ahora la empresa reconquistense Buyatti quiere comprar una parte del edificio, pero aun el edificio no es propio, está en proceso de juicio. Entienden que no les conviene vender, además que están en condiciones de retomar la planta.

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