Esta metodología permite que la persona se focalice y se concentre en lo que es realmente rentable en términos de productividad, eliminando todas las distracciones que puede haber alrededor.
Las historias ejemplares de Elon Musk o Jeff Bezos, Bill Gates fomentaron una metodología que le cambio la vida: “Deep Work” o también denominado “trabajo profundo”.
Si bien se hizo reconocida por el fundador de Microsoft, este método fue acuñado por el profesor de Ciencias de la Computación en la Universidad de Georgetown, Cal Newport, en su texto denominado: “Deep Work: Rules for Focused Success in a Distracted World” (Trabajo profundo: Reglas para el éxito enfocado en un mundo disperso, en español).
El autor remarca que, a través de periodos de 60 y 90 minutos, se pueden establecer grandes estados de concentración sin distracciones y garantizando que la mente trabaje en su máximo esplendor y potencial. La teoría propone que las personas se predispongan a poner foco en una actividad que verdaderamente importa y es productiva y eliminar todo tipo de distracción que puede llegar a incidir negativamente durante ese tiempo.
Claves para aplicarlo:
Identificar las distracciones: El primer gran paso es descubrir, reconocer y aceptar las distracciones que la persona tiene a su alrededor. Gran parte de los individuos son adictos o al menos no llevan un control del tiempo que pasan mirando la pantalla. Los dispositivos móviles pasan de ser, muchas veces, de una herramienta eficaz a otra letal, que no contribuye para nada en el trabajo.
Determinar el tiempo: El siguiente paso será lo que se denomina en inglés el “time blocking” (bloquear el tiempo). Aquí la persona elige determinadas horas para trabajar y enfocarse en su objetivo a alcanzar. En esta oportunidad, suele optar por las horas que más productivo se siente, como pueden ser las primeras horas de la mañana o la primera hora de la tarde.
Crear rituales: La mente, por lo general, recuerda asociaciones específicas. Es decir, aprende, anticipa y se prepara cuando utiliza una misma combinación que sabe que la va a utilizar más adelante. Así es como las personas pueden realizar rituales antes de entrar en concentración para avisarle al cerebro que es momento de encontrarse y trabajar. Preguntas como: dónde vas a trabajar; cuándo y durante cuánto tiempo; de qué manera y que hace falta, contribuyen a la respuesta del ritual.
Sumar descansos: El cerebro, como cualquier parte del cuerpo, se cansa si se le exige demasiado. Por eso, para generar mayor energía y, además, ser más duradero los plazos y más efectivos, será mejor determinar los minutos del cansancio y aplicarlos en su momento justo. En su caso, Gates sugiere tres a cuatro horas de uso intensivo con descansos de 10’, ya que, luego de un tiempo más largo, es muy difícil que una persona actúe con eficacia.
Reduce las distracciones y planifica: Ser conscientes de las distracciones y decidir cambiarlas o hasta el momento, darle un espacio al costado, es fundamental para el progreso del método. Sincerarte y hacer algo al respecto, es una decisión más que valiosa (y valiente!) para las personas. Por último, la planificación. Sin saber hacia dónde se va, será muy difícil tomar decisiones. Así es como la persona debe decidir qué se trabajará, a qué hora y con qué herramientas. De esta manera, no se liberará nada al azar.