El vuelo de los gansos, una lección de trabajo en equipo
Cada otoño se puede ver a los gansos emigrar dirigiéndose a un lugar más cálido para pasar el invierno.
Vuelan formando una V corta. Los científicos han descubierto que vuelan juntos formando esa V, porque cada pájaro al sacudir sus alas, produce un movimiento en el aire que ayuda al ganso que va detrás de él.
Volando en V, todo el grupo aumenta por lo menos en un 70% su poder de vuelo, en comparación a si lo hiciera un solo ganso.
Cada vez que un ganso se sale de la formación y siente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de volar solo y de inmediato se reincorpora al grupo, para beneficiarse del poder del compañero que va adelante.
Los gansos que van detrás producen un sonido propio de ellos y lo hacen con frecuencia para estimular a los que van adelante para mantener la velocidad.
Las conclusiones de los expertos apuntan a que los gansos de atrás van dándole ánimos a los que van adelante porque el esfuerzo del que va en la punta siempre es mayor.
El líder no lleva a nadie adelante en su bandada, y por eso él sí debe hacer un mayor esfuerzo al aletear.
Cuando un líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso toma su lugar.
Cuando un ganso enferma o cae herido, dos de sus compañeros se salen de la formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo, y se quedan con él hasta que esté nuevamente en condiciones de volar o hasta que muera.
¿Cuáles son las lecciones del vuelo de los gansos?
Una de las razones más fuertes de motivación entre las organizaciones es la del compañerismo. Un equipo solidario, que tiende la mano a los miembros que lo necesiten, se convierte en un equipo sólido y de alto rendimiento.
Un equipo de alto rendimiento es un grupo de personas que trabajan de manera excelente, optimizando los recursos a los que tienen acceso para conseguir un elevado nivel de productividad a través de una gran cohesión de todos los integrantes.
Sus miembros están comprometidos, cohesionados, asumen roles distintos, conocen las metas a trabajar, están muy integrados, y sobre todo son personas con una motivación excepcional.
Cualquier grupo de personas no constituye un equipo en sí.
En primer lugar, es preciso que estas personas tengan un propósito común, una meta que alcanzar. En segundo lugar, es fundamental que los miembros del grupo asuman el compromiso de alcanzar este propósito.
Para ello deben cooperar entre ellos, asumiendo que juntos conseguirán un resultado superior al que conseguirían cada uno por separado.
Finalmente, es preciso que tengan una dirección, un líder para indicarles la meta y facilitarles los medios y los recursos para ello.